

"Estoy más orgulloso de convertirme en miembro de WWP que de cualquier medalla que haya ganado en mis 23 años de servicio".
John Goubeaux
John Goubeaux prestó servicio a su país durante más de 23 años en la Fuerza Aérea de los EE. UU., primero como mecánico de aviones y luego ascendió hasta convertirse en investigador de aviación. En sus múltiples despliegues en el Medio Oriente, era su trabajo examinar los restos cuando un avión se estrellaba para tratar de encontrar la causa. Este emotivo trabajo dejó una huella imborrable pero no se apoderó de su vida hasta que se cayó de un camión y sufrió un lesión cerebral traumática (LCT) severa en 2011. Durante los siguientes tres años y medio, John estuvo encerrado: vivía en un sillón reclinable dentro de su casa con dolor de cabeza constante debido a su LCT, trastorno por estrés postraumático (TEPT) paralizante y una perspectiva negativa de la vida.
"La lesión intensificó todos los pensamientos negativos con los que ya luchaba debido al TETP", dice John. "Incluso después de todo este tiempo, todavía tengo un dolor de cabeza constante. Si en una escala de dolor, la picadura de una abeja clasifica como uno, entonces mi dolor de cabeza crónico es de al menos nivel tres. Lo único que me ayuda es una actitud positiva frente a la vida".
John encontró esa mentalidad positiva en 2014 cuando se conectó con Wounded Warrior Project® (WWP). Su primer evento fue un juego de béisbol de la universidad, y su caminata hacia el montículo de lanzamiento para ser honrado antes del juego resultó ser un momento que nunca olvidará.
"No podía seguir el ritmo", dice John. "Pero un compañero veterano me vio y volvió a buscarme. Me tomó de la mano y caminamos juntos hasta que llegamos a la mitad del campo de juego. De esto se trata el servicio miliar y el Wounded Warrior Project. Nadie es apartado. Nadie es olvidado".
En ese juego, John también se enteró de dos programas de WWP que cambiarían su vida: Soldier Ride® y el Independence Program. "Me dieron las herramientas que necesitaba para hacer frente a los desafíos de la vida", dice John. "Me ayudaron a pasar de ser solitario a esperar cada día con una perspectiva positiva".
Hoy, John está lejos de ser el hombre que no saldría de su propia casa. Va al gimnasio casi todos los días para hacer ejercicio con un entrenador de vida proporcionado por el Independence Program. El dúo también se aventura fuera del gimnasio para participar en otras actividades, desde aprender a superar los miedos de John en un restaurante abarrotado hasta ser voluntario en la comunidad. Cuando llega a casa, a menudo se sube a su bicicleta reclinada para dar un paseo con su esposa y cuidadora, Vicky. Desde que John le agarró el gusto a andar en bicicleta en un Soldier Ride en 2015, pedaleó durante 3,000 millas, y él y Vicky han perdido un total de 50 libras.
Como resultado de su transformación física y mental, John encontró un nuevo propósito: ayudar a los demás. En 2020, usó su cheque de estímulo COVID-19 para comprar una máquina de coser y tela y pasó los siguientes seis meses cosiendo casi 1,000 mascarillas para hospitales locales y veteranos necesitados. También comparte su positividad contagiosa siempre que es posible para asegurarse de que otros veteranos sepan que hay esperanza: todo lo que necesitas es la mentalidad correcta.
"El verdadero milagro es cuando un veterano que está pensando en quitarse la vida reevalúa la situación y elige la vida", dice John. “Ese es el impacto que podemos tener unos sobre otros”.