Beth King
Fuerzas Armadas ● Sargento de personal ● Misuri
En 2011, mientras Beth estaba en Afganistán, el helicóptero que piloteaba fue alcanzado directamente por una granada propulsada por cohete.
En 2011, mientras Beth King estaba desplegada en Afganistán, su helicóptero fue alcanzado directamente por una granada propulsada por cohete. Con el interior de la aeronave incendiado, Beth salió de la escotilla y quedó colgada en el aire de sus correas traseras hasta que los pilotos pudieron hacer un aterrizaje forzoso. Debido a que no tenía heridas visibles, la enviaron de regreso en otro vuelo solo cuatro días después. Pero no pasó mucho tiempo antes de que se diera cuenta de que estaba gravemente herida.
"Me sentí devastada y pedía ayuda"; dice Beth. "Pero las fuerzas militares están impulsadas por las misiones, así que si parecía que podrías hacerlo, lo hacías".
Las heridas de Beth resultaron ser muy graves. El estar colgada de su correa trasera le había causado un trauma en la columna, y la explosión y el choque la dejaron con una lesión cerebral traumática (LCT). "Tenía dolor de cabeza 24/7", dice Beth. "Estaba confundida y no podía entender las cosas. Después de unos meses, comencé a dejar caer cosas, a experimentar problemas de equilibrio y a tener dificultades para caminar. Después de 18 meses, finalmente comencé a recibir tratamiento".
Poco después de su lesión, Beth también comenzó a experimentar síntomas de trastorno por estrés postraumático (TEPT). Cayó en una depresión y luchó por salir de su casa. "Todo parecía ser un desencadenante", dice Beth. Pero después de casi cuatro años de no hacer actividad física, decidió en 2016 que dependía de ella aprovechar al máximo su nueva situación, por lo que comenzó a andar en bicicleta para fortalecerse.
Dos años más tarde, participó en su primer Wounded Warrior Project® Soldier Ride® y cambió su mundo. "Era la primera vez que hacía algo de forma independiente desde mi lesión", dice Beth. "Me di cuenta de que no tengo que perder una actividad solo porque no la hago igual que los demás".
Además de hacer nuevos amigos, aprendió sobre otras oportunidades de deportes adaptados que la han ayudado a prosperar. "No solo practico deportes", dice Beth, "me estoy mejorando física, emocional y espiritualmente. Wounded Warrior Project me dio una comunidad de personas que entienden que la lucha es real. Y ser parte de algo más grande que yo jugó un papel muy importante en la recuperación de mi salud mental".
La próxima misión de Beth: educar a las personas sobre la importancia de buscar tratamiento tan pronto como ocurra una lesión, especialmente cuando las lesiones no son visibles. "Creo que esperar amplificó los efectos de mi lesión", dice Beth.
"Las LCT pueden progresar y empeorar si no se tratan. También quiero educar a la gente sobre los efectos positivos de Adaptive Sports. Si hubiera sabido eso antes, tal vez no me hubiera puesto tan mal, tan retraída, y no me hubiera dado por vencida. Ahora realmente creo que no hay nada que me proponga que no pueda descubrir cómo hacerlo".