Carta de nuestro vicepresidenteMantener el rumbo por los veteranosHace poco emprendí lo que debía ser una larga y constante carrera de entrenamiento: tres horas de senderos, aire fresco y dolor asegurado. Alrededor del kilómetro 12, sentí que algo me picó detrás de la oreja. No supe qué era. No le di importancia. Seguí corriendo y evaluando la situación: todo parecía estar bien. Sin embargo, en cuestión de minutos, las cosas se complicaron y me di cuenta de que no se trataba de una reacción común. Mi cuerpo comenzó a reaccionar de una manera que nunca antes había experimentado tras una picadura. Lo que se suponía que era un entrenamiento de resistencia de rutina se convirtió en una emergencia médica grave. Tuve que detenerme, buscar ayuda y abordar el problema de inmediato. Sin embargo, aunque mi plan cambió y tuve que ajustar mi enfoque a las carreras largas, mi objetivo de terminar JFK 50 Mile sigue intacto. No pensaba dejar de correr y entrenar para alcanzarlo. En ese momento, una picadura inesperada me recordó lo rápido que la vida pone obstáculos, tanto dentro como fuera de servicio. En la labor de defensa, especialmente cuando se trata de los veteranos, los contratiempos pueden ser igual de rápidos y desconcertantes. Hoy atravesamos uno de esos momentos que ponen a prueba tanto nuestra resiliencia como nuestra capacidad de respuesta. El bloqueo presupuestario y el cierre del gobierno han generado incertidumbre en todo el país, afectando servicios esenciales y sumando presión sobre muchos veteranos y miembros del ejército activos. Reconocemos y valoramos los esfuerzos del Departamento para salvaguardar el salario de los miembros del ejército durante este período difícil. Sin embargo, también entendemos que, mientras la situación se prolonga, muchas familias militares podrían enfrentar mayores dificultades financieras e incertidumbre. Los programas y servicios directos y gratuitos de WWP continúan operando sin interrupciones para apoyar a las familias militares y a los veteranos durante este período. Además, WWP ha incrementado su apoyo a organizaciones benéficas que ofrecen asistencia inmediata a quienes enfrentan inseguridad alimentaria y otros desafíos. Nuestro compromiso sigue siendo claro: garantizar que todos los veteranos y sus familias tengan acceso a los recursos, la atención y el acompañamiento que necesitan, sin importar las circunstancias. En la labor de defensa, las circunstancias adversas tampoco llegan con una advertencia. Uno puede prepararse, planificar, impulsar una legislación, generar apoyo y, de repente, los vientos políticos cambian: un acuerdo presupuestario fracasa, un programa se queda sin fondos, el impulso se detiene. Pero el objetivo no desaparece. Esos momentos exigen que hagamos una pausa, reevaluemos y nos adaptemos. En Wounded Warrior Project entendemos eso profundamente. Hemos construido toda una cultura en torno a avanzar, especialmente cuando las cosas se ponen difíciles. Ya sea a través de nuestros programas de salud mental, promoviendo el acceso continuo a la atención médica o asegurando que los veteranos heridos puedan hacer una transición exitosa a la vida civil, WWP opera con la convicción de que los contratiempos no marcan el final: forman parte del proceso. La defensa, al igual que el entrenamiento de resistencia, requiere perseverancia, flexibilidad y la determinación de no rendirse, incluso cuando el camino cambia. Tal vez haya que ajustar las expectativas o modificar las tácticas, pero nunca se abandona la misión. Y seamos honestos… es frustrante. Ante una "picadura", literal o figurativamente, el dolor es real. El primer impulso podría hacernos rendir, pero quienes persisten, quienes encuentran nuevos caminos y se llevan consigo lo aprendido, se vuelven más resistentes y alcanzan resultados sorprendentes. También se vuelven más fuertes y más eficaces. Eso es precisamente lo que WWP está haciendo, no solo frente a este momento, sino también en temas como la Ley Major Richard Star, el acceso a los Programas de Tratamiento de Rehabilitación Residencial y la garantía de que las veteranas cuenten con atención específica según su género. No retrocedemos cuando el camino se complica, y sabemos que ustedes tampoco. Juntos alzamos la voz con más fuerza, defendemos con más determinación y recordamos a los legisladores que los veteranos y los miembros del ejército no pueden quedar esperando: ni un cheque de pago, ni un tratamiento, ni la atención que merecen después de haber dado tanto por nuestro país. Necesitamos más de eso y más de la ayuda de ustedes, compañeros defensores que entienden que los desafíos no son una excusa para renunciar, sino la razón para seguir apareciendo. Aquella picadura de abeja cambió la forma en que afronto mis carreras. Sin embargo, sigo corriendo con el mismo ímpetu de antes, o incluso con más, porque sé que el esfuerzo y los resultados siempre valen la pena. Para aquellos que luchan por los veteranos, especialmente en tiempos como estos, se aplica la misma lección: ajustar el plan, llevar lo esencial y seguir adelante. Porque les debemos a quienes han servido no permitir que ningún revés —por más doloroso que sea— detenga nuestra defensa ni debilite nuestra misión. Jose Ramos, vicepresidente de Relaciones Gubernamentales y Comunitarias |